COMUNICADO.- Julia Margarita Sandoval, una microempresaria panameña que desde hace 40 años se dedica a la venta de comida típica de Panamá, llegó a contar su historia de vida en Naciones Unidas, en el acto Connecting Women in Latin America: The Roadmap Ahead, organizado por la Fundación Microfinanzas BBVA en el marco del 67º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW67).
La microempresaria panameña
Julia, la microempresaria panameña que desde su juventud ha sido una mujer independiente, se dedicó por mucho tiempo a trabajar como vendedora ambulante de comida en ferias, bailes típicos y fiestas en las comunidades de Azuero; hasta convertirse en toda una empresaria dueña de sus ingresos y sus decisiones. Así pasó de armar y desmontar una estructura de zinc y madera, de feria en feria, a ser propietaria de tres restaurantes en los que emplea a más de 15 mujeres, que en su mayoría son madres solteras.
Desde el 2012, la microempresaria panameña Julia Margarita Sandoval, es atendida por Microserfin, la entidad panameña de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), con acompañamiento, acceso a créditos, microseguros, educación financiera y, sobre todo, con el impulso en su proceso de digitalización. Para ella, el camino no ha sido fácil, sin embargo, a pesar de los retos anima a las mujeres a salir adelante por sus propios medios: “Que las mujeres emprendan, que lo hagan por ellas mismas como hice yo”, comentó en sus propias palabras. Y ha sido ese ímpetu el que le ha abierto las puertas para llevar su voz al evento organizado en Naciones Unidas.
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La importancia
Durante el acto en el que participó Sandoval, se discutió la importancia de dar visibilidad a la digitalización y la conectividad para las mujeres y niñas, y es que según el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres, en los últimos diez años los países de renta baja y media han perdido 1 billón de dólares de su producto interior bruto por excluir a las mujeres del mundo digital, una pérdida que podría aumentar hasta 1,5 billones de dólares en 2025 si no se toman medidas adecuadas.
A pesar de las iniciativas nacionales e internacionales de gobiernos y del sector privado, aún hay una brecha digital importante en el acceso a herramientas digitales y a la alfabetización digital. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado en telecomunicaciones de las Naciones Unidas, el 34% de la población mundial, 2.700 millones de personas, todavía no tiene acceso a internet y el 69% de los hombres lo usan frente al 63% de mujeres.
En los países menos desarrollados 407 millones de personas utilizaban internet en 2022. Son datos de un estudio de la UIT que señala que los 720 millones de personas que siguen sin conexión en estos países representan el 27% de la población mundial , a pesar de que sólo son el 14% de la población mundial. Y en estos países las mujeres están aún más excluidas: en América Latina 70 millones de mujeres no usan internet móvil (según GSMA, la asociación de los operadores móviles).
FMBBVA, apoyando la digitalización en América Latina
Estas desigualdades en el acceso a las tecnologías y a las competencias digitales suponen un obstáculo para la inclusión financiera, el progreso de las pequeñas empresarias y de sus negocios. En el caso del comercio online, ofrece a las MIPYME (micro, pequeña y mediana empresa) la oportunidad de acceder a nuevos mercados y obtener más beneficios, pero una vez más los estereotipos de género, la falta de formación en habilidades digitales o la falta de acceso y de conectividad, suponen obstáculos cada vez mayores para las emprendedoras y en especial, para aquellas en situación de vulnerabilidad.
Por ello, es uno de los principales temas tratados en el acto ‘Connecting Women in Latin America: The Roadmap Ahead’, organizado por la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
La fundación
Una fundación que conmemora sus 15 años de actividad, años en los que ha apoyado y acompañado a más de 6 millones de personas en situación de vulnerabilidad (el 65% de ellas mujeres). Una cifra que se triplica cuando se incluye a sus familias. Además, en este tiempo sus instituciones de microfinanzas han desembolsado más de 18.000 millones de dólares en microcréditos a emprendedores de bajos ingresos. Y hasta 2025 tiene previsto destinar casi 5.000 millones más.
Javier M. Flores, director general de la FMBBVA, ha explicado que “conseguir que los negocios de las emprendedoras vulnerables que atendemos incorporen la tecnología es un reto en el que seguimos trabajando con una oferta de valor adaptada a sus necesidades y con iniciativas de digitalización y formación. Gracias a nuestra data, hemos podido diseñar productos dirigidos a su bienestar, como los microseguros oncológicos con un coste de entre 1 y 3 dólares al mes. Apoyarlas para que salgan de la pobreza tiene un efecto multiplicador porque las mujeres invierten en mayor medida en la educación, salud y nutrición de sus familias”.
Tecnología para las mujeres
Por su parte, la microempresaria panameña Julia Sandoval, comentó en sus intervenciones: “He salido adelante dando comidas. He sido muy luchadora, lo que me he propuesto lo he conseguido; empecé desde abajo, eduqué a mis hijos y ahora a mis nietos”, explica con orgullo. Asimismo, explicó el valor que ha tenido la tecnología en su vida, puesto que en la pandemia aprendió a vender los platos de su restaurante por Whatsapp, Facebook o Instagram.
Ahora se ha convertido en corresponsal de la institución de microfinanzas de la FMBBVA en Panamá, Microserfin, y maneja su tablet ofreciendo todos los servicios de una sucursal desde su restaurante e incluso enseña a manejar la app de banca móvil a otras señoras de su edad, para que puedan acceder a los servicios financieros sin tener que desplazarse a la oficina.
Sandoval es un caso paradigmático porque ha logrado superar muchas de las barreras que explican que la mayoría de mujeres en vulnerabilidad no usen la tecnología y sobre las que se ha debatido en el panel de expertos de este acto, como la falta de recursos para pagar el coste de los datos y los dispositivos, la falta de conocimientos digitales o los prejuicios como que la tecnología no es para ellas. Unos obstáculos acentuados, además, por una mayor carga de tareas de cuidado no remunerado, tal como ha señalado María Noel Vaeza, directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
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