¿Estamos presenciando el fin del ‘liderazgo rancio’ en las empresas?

La pandemia vino a dar un empujón a ese liderazgo vertical y obsoleto que predominó durante décadas, coinciden expertos como Jordi Alemany, autor de “Liderazgo imperfecto”.

Femenino

OPINIÓN l POR URIEL NAUM AVILA
Después de la pandemia COVID-19 se ha intensificado una pregunta en las empresas: ¿Cuál es el liderazgo que se requiere para enfrentar el actual contexto volátil y complejo? No se trata de un tema menor en términos de negocio, sino de uno que puede definir nada más y nada menos que la sobrevivencia de las compañías.

Sólo como dato, el liderazgo responsable es el segundo tema (el primero fue propósito corporativo) que profesionales de diversos países consideran como una de las principales tendencias a seguir dentro de las organizaciones, de acuerdo con “Approaching the future 2022” de Corporate Excellence.

El mismo estudio deja ver que en el top 15 de temas que no se deben perder de vista también se encuentra el de la reputación del CEO, un aspecto relacionado por donde se le quiera ver con el tipo de liderazgo que deben ejercer los directivos en la actualidad.

Claramente el modelo de liderazgo que debe prevalecer en las organizaciones está en la agenda corporativa, y aunque no hay una respuesta sencilla ni definitiva, sí existen pistas de hacia dónde se debe ir a partir del análisis de modelos anteriores que no tienen cabida en el entorno actual.

Un experto altamente reconocido en Iberoamérica en este tema es Jordi Alemany, autor de “Liderazgo imperfecto. Educando a los líderes del siglo XXI”, además de mentor en temas de negocios, management, comunicación y liderazgo, con quien tuve la oportunidad de conversar recientemente.

“Una de las cosas que hay que ver es que, en el pasado, nos han pintado a los líderes de empresa como seres maravillosos y perfectos, pero yo que llevó 15 años de trabajar con ellos en diversos países y me doy cuenta que hay poco de esa imagen. Las personas buscamos iconos aspiracionales, pero que como humanos los líderes son muy imperfectos. Debemos partir de ahí”, comentó Jordi Alemany.

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Para él, la pandemia nos ha forzado a mirar hacia atrás y preguntarnos de dónde venimos en cuestión de liderazgo y qué se está logrando más allá de hacer dinero. Sin embargo, aclara que este impulso a cambiar el modelo no es nuevo, y que en sociedades como la europea o estadounidense ya existía desde años atrás un cansancio del liderazgo autocrático, de la figura del propietario con “pensamientos rancios” y “mentalidades obsoletas”, como les llama.

Ir en otro sentido implicaría para este experto añadir una variable más humanista que enarbole un propósito genuino, que trascienda a la propia organización. Terminar con la idea de que porque una persona fundó un negocio le pertenece tomar todas las decisiones.

Y me detengo en el propósito, porque es, posiblemente, la clave para cimentar nuevos modelos de liderazgo. Para el experto, el que los líderes tomen decisiones desde un propósito mayor implica compartir con la gente causas comunes, vivir realmente valores que conducen a las personas a un bienestar por el que todos hacen el esfuerzo de alcanzar. En este liderazgo más transversal, los valores enunciados sólo en la pared de la oficina de los jefes no tienen cabida.

El poder transformador de las mujeres

Confía en que este cambio de mentalidad en los líderes vendrá dado en parte por las mujeres que están asumiendo roles de mayor responsabilidad en las organizaciones, aunque advierte que esto puede demorar, ya que muchos de esos puestos siguen estando relacionados con áreas que se vinculan a aspectos como la sensibilidad, las emociones, el bienestar y el cuidado de las personas, como son los departamentos de Responsabilidad Social, “que lo único que reflejan son micromachismos”.

Sobre esto, Jordi Alemani recuerda una reciente conversación con un líder de una empresa de retail en Chile sobre el “importante” número de mujeres que participaban en su empresa. “Solamente que colaboraban en las cajas, metiendo en bolsas los productos, bajo el mismo pensamiento rancio”.

Algunos de los riesgos de no transitar hacia un liderazgo auténtico, cercano a las personas, humano y capaz de mostrar sus imperfecciones para trabajar en ellas de manera permanente son, de acuerdo con el experto en management:

  • Perdida de talento. La idea de tener una casa y un auto (el sueño americano) se ha convertido en una pesadilla que ya no se la creen las nuevas generaciones.
  • Colaboradores desmotivados. Actualmente se sabe que sólo ofrecer trabajo y un salario es insuficiente para las personas. Hoy buscan más que eso.
  • Baja calidad de servicios. Personas desmotivadas no dan más de lo que se les pide, impactando no sólo en la productividad, sino en los resultados económicos de la compañía.

El líder que requiere el nuevo contexto es uno ético, comprometido, auténtico, seguro, inspirador. “Una especie de guía y mentor”, dice Jordi Alemany, pero sobre todo, uno que trabaja por un sueño, que es el mismo sueño de muchos.

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