Por: Red Integrarse
La transición a una economía sostenible requiere inversiones significativas de capital por parte de empresas, gobiernos y el sector financiero. Los costos iniciales de innovación o adopción de tecnologías verdes son muy altos, así como lo son los costos para desarrollar y llevar al mercado productos sostenibles, modernizar procesos de producción y renovar o construir la infraestructura necesaria para asegurar el crecimiento sostenible de una economía. Lo mismo aplica a enfrentar la degradación ambiental o hacer frente a los desafíos socioeconómicos de un país.
Finanzas sostenibles
Es en este contexto que las finanzas sostenibles juegan un papel fundamental y representan una oportunidad poderosa para acelerar la transición a economías sostenibles desde una perspectiva verde y social. Las finanzas sostenibles se refieren a prácticas y productos financieros que incorporan consideraciones ASG en sus decisiones y criterios de inversión y financiamiento. Aplican las funciones convencionales del sistema financiero – la mediación entre demanda y oferta de financiamientos, la asignación de recursos y la redistribución de riesgos – a un contexto de riesgos y oportunidades relacionados a temas de sostenibilidad. Buscan generar retornos financieros como las finanzas convencionales, y, al mismo tiempo, generar impactos positivos en temas verdes y sociales, movilizando capital para empresas, gobiernos, bancos y organizaciones multilaterales que no tienen, por sí mismos, las capacidades financieras necesarias para establecer o promover soluciones sostenibles.
El panorama de las finanzas sostenibles es complejo y en constante y rápida evolución, dando luz a una variedad de instrumentos y productos con diferentes definiciones, prioridades y objetivos. Para los buscadores de capital y los inversores crece entonces la dificultad de identificar, por un lado, las posibilidades de acceder a capital para proyectos y actividades sostenibles, y por el otro, oportunidades de inversión con objetivos de sostenibilidad robustos y creíbles. Entran así en juego las taxonomías de finanzas sostenibles como una herramienta para definir si una inversión o una actividad económica se puede definir verde, socialmente responsable o sostenible.
La importancia de la taxonomía
Existen ya más de treinta países que cuentan con o están desarrollando una taxonomía. El objetivo principal de las taxonomías es promover la inversión de capital en actividades económicas sostenibles. Sin embargo, juegan un papel aún más relevante, ya que la adopción de una taxonomía robusta manda una señal importante a los mercados financieros internacionales. Taxonomías indican las ambiciones de sostenibilidad de un país y la madurez de su sector financiero y privado en temas de sostenibilidad, incentivando la atracción de capital financiero internacional hacia soluciones sostenibles.
En América Latina y el Caribe, Colombia, México y Panamá lanzaron taxonomías, mientras varios otros países en la región han planteado desarrollar taxonomías en el 2024. La colaboración entre el sector privado, público, académicos, expertos y partes interesadas en formular una taxonomía es fundamental para que sus criterios y objetivos tomen en consideración la realidad económica y el contexto de desarrollo del país, y para que la taxonomía se pueda aterrizar e implementar de manera eficiente en el mercado. Es sólo a través de una colaboración y el acuerdo entre los actores, que se puede realizar la ambición de crear una economía que respete el medioambiente y sea socialmente responsable con generaciones presentes y futuras.
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Para consultar cómo la Gobernanza aplica como parte de las temáticas de sostenibilidad para la región, consulte nuestro artículo: Gobernanza como parte de las temáticas para la sostenibilidad y prioridades estratégicas para la Red Integrarse