POR FRANK ÁVILA
La ONU estima que el año 2022 cerró con 7,800 millones de personas en el mundo, de las cuales un 50.5% son hombres y un 49.5% son mujeres. Si bien se trata de segmentos de población similares en cuanto a cifras, la población económicamente activa de mujeres tiene menores oportunidades de acceso al trabajo remunerado en el sector formal e informal.
Información del Banco Mundial señala que, en América Latina, 57.4% de las mujeres entre 15 y 64 años participaron en el mercado laboral en 2019, respecto a 81.6% en el caso de los varones. Esto marca una diferencia del 24% entre uno y otro sexo, con subrepresentación de las mujeres.
Tal es el caso en las áreas de la ciencia y la tecnología (CyT). Estudios recientemente realizados en Argentina, Brasil y México, las tres principales economías en América Latina, muestran que de la totalidad de empleados relacionados a la CyT, menos de una cuarta parte son mujeres.
Otro dato relevante es la baja representación de mujeres en estudios de educación superior en las carreras de ingeniería y ciencias, con una baja matriculación de apenas el 30%, y del 15% en cuanto a tecnologías de la información y la comunicación (TICs).
Según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), 1 de cada 10 dólares producidos en los países señalados provienen de los sectores CyT, además de que representan una importante fuente de divisas, puesto que en Argentina y Brasil alcanzan el 22% de las exportaciones y en México hasta el 70% del total.
¿Por qué hay menor participación de mujeres en CyT?
Es un hecho que los roles y estereotipos tradicionales han afectado la inserción de las mujeres en el mercado del trabajo. Algunas de las principales causas son las siguientes:
Muchas familias, sobre todo fuera de las ciudades y en el entorno rural, siguen pensando que no vale la pena invertir en la educación de las hijas “porque se van a casar” y alguien más las va a mantener. En muchos poblados, las mujeres establecen vida de pareja desde los 13 años, limitando sus posibilidades de desarrollo personal a futuro.
Para mujeres-madres de familia realizar dobles jornadas de trabajo resulta agotador. Por un lado, el trabajo remunerado y al término de este atienden todas las actividades domésticas. En diversas empresas se mide “el compromiso” con quedarse más tiempo en el centro de trabajo, por lo que muchas mujeres no pueden hacerlo a causa de las responsabilidades del hogar.
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Los estudios superiores relacionados a CyT, así como a TICs, son considerados propios de los hombres, carreras masculinizadas, por lo que muchas mujeres se encaminan a estudiar comunicación, psicología, medicina, leyes, docencia, enfermería, entre otras.
En muchas empresas existen limitantes culturales como “los techos de cristal”, en donde hay puestos “tope” al que las mujeres por su condición femenina no les permiten llegar, o los “pisos pegajosos”, que destinan a mujeres a realizar una misma actividad por muchos años, o “las paredes de cemento”, en donde solamente se dan promociones horizontales.
¿Qué hacer para reducir la brecha entre mujeres y hombres?
ONU Mujeres señala que únicamente 4% de las empresas tienen una mujer como gerente general en Latinoamérica, y 9% respecto de altos ejecutivos y miembros de las juntas directivas.
Las tareas relacionadas con la CyT y TICs tienen una alta demanda en el sector laboral. Sin embargo, las mujeres tienen menor participación respecto de los hombres, al no contar con conocimientos y habilidades propias de esas carreras. Las ocupaciones CyT perciben salarios entre un 65% y 100% más que el resto y consisten en empleos de mejor calidad.
Algunas de las acciones que impulsan la integración de un mayor número de mujeres en CyT y recomienda ONU Mujeres son:
- Campañas de sensibilización entre la población sobre las desigualdades de género.
- Adopción de Programas de Cultura Organizacional con perspectiva de género en las empresas, sobre todo aquellas relacionadas a CyT y TICs.
- Promover estudios técnicos y superiores respecto de CyT y TICs entre la población estudiantil de mujeres a nivel Bachillerato.
- Fortalecer los programas públicos tendientes a crear las condiciones que permitan la permanencia y conclusión de mujeres adolescentes y jóvenes en estudios superiores.
- Pasantías y becas para mujeres en empresas e instituciones científicas que estudian carreras CyT.
- Reconocimiento público a mujeres líderes en CyT y TICs, incentivando la participación de otras mujeres en estas ramas.
- Capacitación a niñas y niños en el ámbito escolar en habilidades de CyT y TICs.
- Sistemas de certificación en habilidades CyT.
- Hay que destacar a las empresas que contratan a un mayor número de mujeres en CyT.
Son muchos y diversos los retos para lograr una participación paritaria de las mujeres en el ámbito laboral y de manera particular en CyT, sin embargo, serán importantes los avances que perduren a través del tiempo.
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