Por: Emilio Godoy / Agencia de Noticias IPS
Sin dudas, la favorita de los sondeos para los comicios realizados en México, el 2 de junio, fue la doctora en física Claudia Sheinbaum, delfín del actual presidente Andrés Manuel López Obrador y quien gobierna desde diciembre de 2018. El izquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sostiene su candidatura junto con el del Trabajo y el Verde Ecologista.
Le sigue la ingeniera en computación Xóchitl Gálvez, exsenadora derechista y abanderada de la coalición Fuerza y Corazón por México, que integran Las grandes organizaciones tradicionales del país: su Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática.
Dudas y desafíos
Para la analista política Paula Sofía Vásquez, la trayectoria de ambas y sus propuestas son reveladoras de las perspectivas en el próximo sexenio para México, el país más poblado de los que se habla español.
“Se ha generado muchísima expectativa. Pero el enfoque está en problemas a resolver y las prioridades, y la trayectoria que tienen. Eso es un indicio de si veremos un cambio en la forma de gobernar. Hay forma de abordar todos los problemas con perspectiva de género, pero no lo vemos reflejado en los programas de trabajo. No son figuras impulsoras de la perspectiva de género”, dijo a IPS en vísperas de las elecciones.
Durante su gestión de gobernadora de la de Ciudad de México (2018-2023), Sheinbaum se enfrentó a grupos feministas por la represión en las marchas del 8 de marzo. Más recientemente, apoyó el mantenimiento de la prisión preventiva oficiosa, un mecanismo que tiene a unas 70 000 personas encarceladas, sin proceso, y cuyos efectos recaen más las mujeres, según especialistas.
La oposición expresa sus dudas
Mientras, Gálvez arrastró con las historias del conservador PAN, del centrista PRI, que gobernó 70 años con diferentes ópticas ideológicas en el pasado, y del izquierdista PRD.
“No vi en la gestión de Sheinbaum ninguna diferencia a que la haya gestionado un hombre. No vi empatía o reconocimiento a los cuidados, cambios en la política, ni en el ejercicio del poder”, resumió Vázquez.
Sin dudas, 60 millones 100 mil votantes eligieron a unos 20 000 cargos públicos, entre ellos la Presidencia de la República, 500 curules en la Cámara de Diputados (el parlamento) y 128 escaños en el Senado, en las elecciones más grandes y más violentas en la historia moderna del país, pues 749 personas, en su mayoría candidatos, han sido asesinados.
Herencia complicada
Amlo, las iniciales deL nombre con el que se conoce localmente al presidente López Obrador, gobernó de una forma vertical, en un regreso al viejo modelo presidencialista que impuso el PRI, que gobernó ininterrumpidamente durante 70 años hasta 2000.
Las dudas radican porque si bien el gobierno saliente aplicó políticas que derivaron en la reducción de la pobreza, la protección del maíz nativo y la gestión de vivienda apegada a criterios sociales; también, embarcó al país en megaproyectos rezagados, con sobrecosto y en número rojos, como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, ambos en el sureste del país.
Asimismo, tropezó en el rediseño del sistema de salud, fracasó en el combate a la corrupción y expandió la participación del ejército en tareas fuera de la seguridad pública, como construir infraestructura y administrar empresas estatales, puertos y aeropuertos.
Amlo destinó miles de millones de dólares a apuntalar a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la petrolera más endeudada del mundo, sin mejorar notablemente sus resultados, y frenó la transición energética.
Ante ello, Sheinbaum, quien fue secretaria de Medio Ambiente durante la gestión de Amlo al frente de Ciudad de México (2000-2006), ha caminado entre mantenerse en el esquema marcado por su mentor de continuar con el modelo aplicado y construir su propia imagen. En esa línea, ha dicho que representa la continuidad del modelo.
Con propio estilo
Sheinbaum ha declarado a la prensa que tendrá su propio estilo y que tomará sus propias decisiones.
La ganadora oficialista, sin dudas, ha basado su campaña en desempeño al frente de Ciudad de México, donde mejoró servicios como el transporte público, al introducir unidades eléctricas, y redujo los homicidios, pero no resolvió la crisis hídrica ni redujo la contaminación atmosférica.
“Sheinbaum es menos personalista y delega mucho más en las personas a quienes les ha depositado la encomienda. Es muy minuciosa en cómo trabaja. No va a ser la gestora central, como Amlo”, señaló la analista Vásquez.
López Obrador ha dicho que, a partir de octubre, se retirará a su finca en el sureño estado de Chiapas.
La presidenta, que concluirá su periodo en 2030, enfrentará una situación económica complicada, ilustrada por el déficit fiscal (la diferencia entre ingresos y gastos) superior a 4 %, lo que significa que el gobierno no tiene dinero suficiente para sostener los programas sociales. Aunado a ello, la economía crecería alrededor de 2,4 %, lo cual crea dudas.
En 2024, Pemex debe cubrir al menos 11 000 millones de dólares en amortizaciones de -deuda, 6800 millones en 2025 y 10 500 en 2026, montos para los que necesitará el respaldo del Estado mexicano.
“Viene una depresión post-Amlo. Va a ser el líder moral del movimiento. El obradorismo no va a dejar a su líder. Lo difícil va a ser que el líder moral ya no va a ser el líder del Ejecutivo. El gran riesgo (para Sheinbaum) es seguir su legado, sin moverle nada. Me reservo la ilusión” de una presidenta, concluyó Vásquez.
Con una presidenta, México se unirá a un grupo de países latinoamericanos que han sido gobernados por mujeres, como Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú.