El 2024 se perfila como un año clave para las economías de Iberoamérica. Después de un período de recuperación postpandemia y ajustes ante la inflación global, los países de la región enfrentan una serie de desafíos y oportunidades que definirán su crecimiento económico. Estas son las principales tendencias económicas que marcarán el panorama iberoamericano en el próximo año, con foco clave en sectores clave, políticas públicas y factores externos que podrían influir en la región.
1. Crecimiento desigual entre los países de la región
Una de las características más destacadas de las economías iberoamericanas en 2025 será el crecimiento desigual entre los países. Brasil se perfilará como la única economía latinoamericana entre las diez más grandes del mundo en 2025, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ocupando el décimo lugar, Brasil se destacará por su crecimiento económico constante y políticas que han promovido la estabilidad y el desarrollo.
En un contexto global donde Asia lidera con una contribución significativa al crecimiento económico, Brasil ha seguido un camino sólido que le permite mantenerse competitivo y en expansión.
Una de las tendencias económicas será la inclusión de Brasil en este grupo selecto no es una coincidencia. Reformas económicas estratégicas, inversiones en infraestructura y una estabilidad política sostenida han sido clave en este ascenso. La economía brasileña ha demostrado una notable capacidad de adaptación frente a desafíos internos y externos, asegurando así un crecimiento constante y sostenible.
2. La inflación sigue siendo una preocupación central
A pesar de los esfuerzos de los bancos centrales para controlarla, una de las tendencias económicas será la inflación. Este seguirá siendo uno de los mayores retos para las economías de la región en 2025. La presión inflacionaria, impulsada por factores globales como el aumento de los costos de la energía. También, los problemas en las cadenas de suministro, podrían limitar el poder adquisitivo de los ciudadanos, afectando el consumo interno.
El panorama para 2025 es prometedor, con una inflación promedio proyectada en 60.5%, lo que representa una notable desaceleración en comparación con los niveles actuales. Este optimismo se debe a la moderación de las presiones inflacionarias, impulsada por una política fiscal más estricta y una reducción del gasto público.
Para mitigar este impacto, algunos gobiernos están implementando políticas fiscales más estrictas, mientras que otros están optando por aumentar los subsidios para los sectores más vulnerables de la población. Aún así, es probable que la inflación persista en varios países, lo que requerirá un manejo económico cauteloso.
3. El auge de las energías renovables
“La Agencia Internacional de la Energía (AIE), ha asegurado recientemente que para 2025, la producción mundial de electricidad a partir de fuentes renovables alcanzará un 35% del total, superando a la generada por el carbón”, explica el sitio web NostreSol.
Una de las tendencias económicas más alentadoras para Iberoamérica en 2025 será el auge de las energías renovables. Países como Brasil y México sobresalen como líderes en capacidad total de generación de energías renovables. Estos se están posicionando como líderes en energía solar y eólica, aprovechando sus condiciones geográficas para atraer inversiones en este sector. Este crecimiento no solo contribuirá a la diversificación energética de la región, sino que también permitirá una mayor independencia de los combustibles fósiles. También ayuda a mitigar el impacto del cambio climático.
Además, la transición energética no solo se está impulsando por razones ambientales, sino también por su potencial económico. La creación de empleos verdes y la inversión extranjera en infraestructuras renovables podrían ser motores clave de crecimiento en varios países de la región.
4. Digitalización y economía del conocimiento
La pandemia aceleró la adopción de tecnologías digitales en toda Iberoamérica, y una de las tendencias económicas será comenzar a ser relevante en 2025. La digitalización no solo ha transformado el comercio, las finanzas y la educación, sino que también está abriendo nuevas oportunidades en la economía del conocimiento. Países como Costa Rica, Colombia y Uruguay están aprovechando su capital humano para posicionarse como centros de servicios digitales y tecnología.
El crecimiento del comercio electrónico, la expansión de las fintech y la adopción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el blockchain son áreas que se espera sigan desarrollándose rápidamente en la región. Para capitalizar estas oportunidades, los gobiernos y el sector privado deberán continuar invirtiendo en infraestructura tecnológica y en la capacitación de la fuerza laboral.
5. Inversión extranjera directa: una puerta de entrada al crecimiento
La inversión extranjera directa (IED) será fundamental para impulsar el crecimiento en varias economías iberoamericanas. El 90% de la inversión extranjera directa se concentra en 10 países. Países como México, Brasil y Chile siguen siendo atractivos para los inversores internacionales gracias a sus mercados grandes y las reformas favorables al comercio. Además, sectores como la fabricación, la tecnología y la energía renovable están captando un interés creciente por parte de empresas extranjeras.
Sin embargo, la estabilidad política y la seguridad jurídica serán factores determinantes para que los países continúen atrayendo capital extranjero. Aquellos que ofrezcan un ambiente regulatorio claro y predecible podrán captar mayores flujos de inversión, mientras que otros podrían perder terreno si no logran mantener la confianza de los inversores.
6. Desafíos políticos y sociales
No se puede hablar del futuro económico de Iberoamérica sin considerar los desafíos políticos y sociales que enfrenta la región. En 2025, varios países tendrán elecciones clave que podrían influir en sus políticas económicas. Los cambios de gobierno y las tensiones sociales, como las que se han visto en Perú, Chile y Colombia en los últimos años, seguirán siendo factores de riesgo para la estabilidad y el crecimiento económico.
La lucha por reducir la desigualdad, mejorar la calidad de los servicios públicos y promover el desarrollo será crucial para el desarrollo económico a largo plazo. Los gobiernos que logren generar consensos y aplicar políticas públicas efectivas podrán asegurar un crecimiento más equitativo y sostenible.
7. El impacto de los factores globales
Finalmente, es importante tener en cuenta que las economías de Iberoamérica estarán influenciadas por factores externos en 2025. La desaceleración económica en Estados Unidos o China, principales socios comerciales de la región, podría impactar negativamente en el comercio y las exportaciones. Además, las fluctuaciones en los precios de las materias primas, como el petróleo y los minerales, también podrían afectar las economías dependientes de estos recursos.
A pesar de estos desafíos, Iberoamérica cuenta con el potencial para seguir creciendo en 2024 si logra diversificar su base económica y mejorar la integración regional. El comercio intrarregional y las alianzas estratégicas con otros mercados emergentes podrían ofrecer nuevas oportunidades para la región.
El 2025 traerá tanto desafíos como oportunidades para las economías de Iberoamérica. La diversificación de las fuentes de energía, el auge de la digitalización y la atracción de inversión extranjera son factores clave que podrían impulsar el crecimiento. Sin embargo, la inflación, los desafíos políticos y la dependencia de factores externos seguirán siendo retos importantes. La clave para el éxito económico de la región será la capacidad de sus líderes para adoptar políticas públicas que fomenten un crecimiento inclusivo y sostenible.
