De cada 10 bebés que llegan al mundo, uno es prematuro, y tristemente, cada 40 segundos, uno de ellos no logra sobrevivir. Sorprendentemente, las tasas de nacimientos prematuros no han experimentado cambios significativos en la última década, abarcando todas las regiones del globo.
En este contexto, la segunda edición del informe “Nacidos demasiado pronto: una década de acción sobre la prematuridad” revela datos alarmantes respaldados por expertos de renombre, como OMS/OPS, UNICEF, UNFPA y March of Dimes.
El informe, desarrollado en colaboración con la London School of Hygiene and Tropical Medicine, ofrece estimaciones actualizadas sobre la prevalencia de los nacimientos prematuros, señalando que 152 millones de bebés vulnerables llegaron al mundo antes de tiempo entre 2010 y 2020.
Los nacimientos prematuros no solo son la principal causa de mortalidad infantil, representando más del 20% de las muertes de niños menores de 5 años, sino que también conllevan consecuencias de por vida para los supervivientes, incluyendo discapacidades y retrasos en el desarrollo.
La disparidad es impactante: solo uno de cada diez bebés extremadamente prematuros (<28 semanas) sobrevive en países de bajos ingresos, mientras que más del 90% sobrevive en países de altos ingresos. Las desigualdades asociadas con raza, etnia, ingresos y acceso a atención de calidad influyen directamente en la probabilidad de nacimientos prematuros, muerte y discapacidad, incluso en países desarrollados.
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En el sur de Asia y el África subsahariana, las tasas de nacimientos prematuros alcanzan niveles alarmantes, representando más del 65% de los nacimientos prematuros en todo el mundo. En la región de las Américas, aproximadamente 1 de cada 10 bebés nace prematuro, superando el millón de casos anuales.
El informe destaca que factores como conflictos, cambio climático, COVID-19 y costos de vida en aumento aumentan los riesgos para mujeres y bebés en todo el planeta. La contaminación atmosférica, por ejemplo, se estima que contribuye a seis millones de nacimientos prematuros anuales.
La prevención de los nacimientos prematuros es crucial, así como mejorar la atención a bebés y familias afectadas. Se propone un enfoque integral, con acciones como aumentar las inversiones, aplicar políticas nacionales, promover la integración intersectorial, fomentar la innovación local y contar con la participación activa de grupos familiares.
En la última década, ha surgido un activismo comunitario en torno a la prevención del parto prematuro, liderado por redes de familias, profesionales de la salud y la sociedad civil. En la región de las Américas, el Centro Latinoamericano de Perinatología ha establecido una red de organizaciones de familias de prematuros.
El asesor en Salud Perinatal del Centro, Pablo Durán, destaca la importancia del involucramiento de las familias en la atención de los recién nacidos prematuros. Para él, escuchar y atender las necesidades de las familias es esencial para avanzar hacia una atención de calidad que coloque al recién nacido, su familia y su comunidad en el centro de las preocupaciones.