La sostenibilidad dejó de ser un valor agregado para convertirse en una exigencia global. En América Latina, los criterios ESG —ambientales, sociales y de gobernanza— se han posicionado como ejes estratégicos para atraer inversión, cumplir con regulaciones internacionales y responder a las expectativas de una ciudadanía más consciente.
Según un informe de Grand View Research, el mercado regional de inversión ESG alcanzó los USD 1,787 millones en 2024 y se proyecta un crecimiento anual de 17.7 % hasta 2030. Este auge responde a una demanda cada vez más clara de inversionistas institucionales y consumidores que priorizan modelos de negocio sostenibles y éticos.
La región también se perfila como un actor clave en el financiamiento verde. El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) anunció que destinará USD 2,500 millones entre 2025 y 2030 para impulsar la llamada “economía azul”, con énfasis en la protección de ecosistemas marinos, transporte sostenible y turismo responsable.
En el ámbito normativo, los países latinoamericanos avanzan hacia la adopción de estándares internacionales como los emitidos por la IFRS Foundation y la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) de la Unión Europea. Estos marcos buscan homogeneizar los informes de sostenibilidad, una tarea que representa tanto un reto como una oportunidad para las empresas de la región.
El debate y desarrollo del enfoque ESG se ha fortalecido con espacios de discusión regionales. Durante el evento Legal ESG: Latin America, celebrado en marzo de 2025, se abordaron los desafíos legales en torno a la implementación de buenas prácticas. Asimismo, la conferencia BALAS 2025, organizada por INCAE Business School, reunió a líderes empresariales para discutir la innovación sostenible y la responsabilidad corporativa. Por su parte, el Foro Regional sobre Desarrollo Sostenible de América Latina y el Caribe. Respaldado por la ONU, sigue siendo el espacio político más importante para monitorear avances y alinear compromisos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Cada vez más, adoptar políticas ESG no es solo una decisión ética, sino una herramienta estratégica que fortalece la competitividad. Mejora la reputación institucional y contribuye activamente a un modelo económico más resiliente e inclusivo. América Latina tiene el potencial de liderar este cambio con una visión regional integrada y comprometida.
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