El Ministerio de Salud emitió una alerta epidemiológica debido a la reciente aparición de casos de sarampión en Estados Unidos y Argentina, vinculados a la baja cobertura de vacunación en Guatemala. Según fuentes de la cartera sanitaria, el viernes 1 de marzo se destacó que los niveles de vacunación alcanzan solo el 88% para la primera dosis y el 77% para el refuerzo, siendo óptimo que llegaran al 95%.
Datos del Programa Nacional de Inmunizaciones revelan que al cierre del año 2023, la cobertura de la primera dosis contra el sarampión alcanzó el 88%. La segunda dosis, que es administrada 18 meses después, alcanzó el 77%.
Es crucial destacar que en 2017 fue la última vez que Guatemala logró superar el 90% en su esquema de vacunación. El Ministerio de Salud enfatiza que la mejor manera de prevenir el sarampión es a través de la vacunación. Esto porque no existe un tratamiento específico y la mayoría de los pacientes se recuperan en un período de 2 a 3 semanas.
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Los síntomas del sarampión pueden ser similares a los del dengue o el COVID-19, lo que hace que sea importante la vigilancia. En 2023, se registraron más de 200 casos sospechosos en Guatemala. En el año actual ya se reportaron, al menos, 22 sospechosos.
Los niños son especialmente vulnerables a las enfermedades inmunoprevenibles cuando las tasas de vacunación son bajas. El sarampión puede llevar a complicaciones graves como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones en el oído y neumonía. Se destaca que el sarampión es altamente contagioso, siendo diez veces más contagioso que la influenza y cuatro veces más que el COVID-19.
El contagio puede ocurrir por contacto con fluidos corporales, como saliva o secreciones nasales de una persona infectada, así como por manipulación del paciente. Es importante señalar que el último caso de sarampión reportado en Guatemala fue en 1998, y el último caso de rubeola en 2006.
La baja cobertura de vacunación en Guatemala representa un serio riesgo para la salud pública, ya que aumenta la susceptibilidad a enfermedades como el sarampión. Es fundamental que se tomen medidas para aumentar la conciencia sobre la importancia de la vacunación. Esto garantizaría un acceso adecuado a las vacunas para proteger a toda la población contra estas enfermedades prevenibles.
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