POR NURIA MARÍN REVENTÓS (*)
IberoNews.- En 2015, con motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario del lanzamiento de la plataforma de Beijing, se evalúo el estado de situación de las mujeres concluyéndose que faltarían 30 años para lograr la igualdad en los órganos de toma de decisión (ej. juntas directivas), 75 años para lograr la paridad salarial y 81 años para obtener la paridad en el trabajo, concluyendo el encuentro con un llamado a la aceleración de acciones para cerrar las brechas de desigualdad. Seis años después, con resultados mixtos por país, pero positivos en general, se habían logrado importantes avances especialmente en el tema en la toma de conciencia sobre la importancia de una agenda centrada en la autonomía económica de las mujeres.
Además se evidenció que es bueno para los resultados del negocio la incorporación de las mujeres en los puestos de dirección, ya que los estudios muestran cómo las empresas mejoran todos sus indicadores incluida la rentabilidad cuando se integran entre un 30% y 40% de mujeres, y los ya conocidos estudios de mejora en las economías y sus PIB cuando las mujeres, se integran activamente en la población económicamente activa.
El golpe contra la inclusión
Los vientos sin duda soplaban en favor de las mujeres, pero luego el tsunami llamado pandemia llegó en el 2020, para no sólo retrotraer los avances obtenidos, sino hacer más precaria la situación de las mujeres con retrocesos en la región de al menos 10 años de acuerdo con estudios de la CEPAL. El fenómeno no fue tampoco ajeno a economías más desarrolladas, como lo muestran los estudios de los últimos años de Women at Work 2020, 2021 y 2022, elaborados por las consultoras Lean In y McKinsey & Company que muestran cómo en Estados Unidos se perdió lo avanzado en los últimos años.
Los impactos en la autonomía económica de las mujeres
¿Y por qué este fue un fenómeno tan fuerte contra las mujeres? Por varias razones les significó: mayor desempleo (en Costa Rica cercano al 30%) porque los cierres afectaron industrias de mayor empleabilidad para ellas, turismo, hospitalidad y comercio; y una sobrecarga de las responsabilidades de trabajo no remunerado en materia de cuidados (los que se multiplicaron) a lo que se agregó labores de apoyo y supervisión del avance educativo de sus hijos, en entornos habitacionales inadecuados para la combinación educación y trabajo de las familias, en ambientes de incertidumbre y temor por la seguridad física y financiera, caldo de cultivo para problemas mayores como la violencia intrafamiliar y afectaciones en la salud mental.
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A nivel global
Las mujeres son las verdaderas heroínas en este complejo fenómeno global. Fueron mayoría en el frente sanitario y las guerreras que sostuvieron las familias, por ello es justo y necesario que continuemos con los avances, que si ya eran importantes en el 2020 a partir del 2023 lo son más como: la creación de sistemas sociales solidarios y universales de cuidados, y el avance a una cultura de corresponsabilidad.
Según datos del libro Mujeres Invisibles de Caroline Criado, las mujeres asumían en promedio el 72.5% de las labores de trabajo no remunerado (labores domésticas y de cuidado a menores, adultos mayores, enfermas o con algún tipo de discapacidad) lo que disminuye su capacidad de incorporarse en la fuerza laboral, a tener ingresos propios, y a no contar una pensión en la adultez. Una situación precaria para ellas, pero además poco inteligente para el desarrollo de los países.
Los puntos a mejorar
Las Naciones Unidas con su estudio El Progreso de las Mujeres en América Latina y el Caribe nos muestra tres relaciones incuestionables que podrían ser mejoradas exponencialmente con un sistema de cuidados:
- Existe una relación directa entre el grado de escolaridad, la carga de trabajos no remunerados y la participación en la fuerza laboral, así por ejemplo las mujeres a las que denomina como “las de suelos pegajosos”, cuentan con primaria, sólo pueden integrarse a la fuerza laboral en un 40% por su maternidad muchas veces temprana y porque estas deben dedicar 46 horas a trabajo no remunerado.
- Las denominadas “de las escaleras rotas”, con secundaria completa son menos pero igualmente vulnerables a las desaceleraciones económicas, realizan 41 horas de trabajo no remunerado y participan en un 58% en la población económicamente activa (PEA)
- Son las de “los techos de cristal”, con educación terciaria y menos responsabilidad en el hogar (33 horas) se integran en un 72% a la PEA, menos vulnerables, pero igualmente sujetas a más responsabilidades no remuneradas que sus compañeros.
El futuro y las acciones por la autonomía económica de las mujeres
Son las mismas Naciones Unidas las que muy claramente definen seis estrategias para la disminución de brechas y una agenda de desarrollo de los países centrada en la autonomía económica de las mujeres, en las que destaca como primer punto la creación de un sistema de cuidados, clave en el 2023, pero que será más importante en el futuro con el envejecimiento de las poblaciones.
Serán ganadores los países que más rápido comprendan justamente esto, que la decisión inteligente para las mujeres y hombres, las familias, las empresas y las economías será la facilitación de la integración del 100% de la población a la economía en condiciones de igualdad, hermanados en la búsqueda de mayor bienestar y prosperidad para todos.
(*) Women’s Entrepreneurship Day Costa Rica. Nuria Marín Reventós es empresaria, analista internacional y Presidenta de ALAS y BALANCE, ONGS que trabajan por la igualdad de género.
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