El etanol se ha convertido en una opción clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte, en línea con los compromisos del Acuerdo de París COP 21. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), se espera que el etanol de maíz reduzca las emisiones de GEI en un 50 por ciento en comparación con la gasolina convencional para el año 2022.
Además de su impacto positivo en la calidad del aire y la salud humana al reemplazar componentes nocivos en la mezcla de combustibles, el etanol ofrece beneficios económicos significativos para países como Guatemala. La producción local de etanol puede estimular el desarrollo rural, generar empleo y fomentar la inversión en el sector, contribuyendo así al crecimiento económico y a la sostenibilidad ambiental.
La tecnología de motores también juega un papel crucial en la adopción del etanol como combustible alternativo. En países como Estados Unidos, las mezclas de etanol y gasolina son comunes y están diseñadas para funcionar eficientemente en una variedad de vehículos. La flexibilidad en las mezclas de combustible, como el E10 y el E85, ofrece opciones para adaptarse a las necesidades de diferentes motores y sistemas de transporte.
En resumen, el etanol no solo beneficia la calidad del aire y la salud humana, sino que también impulsa el desarrollo económico y rural en países como Guatemala. Al aprovechar sus ventajas económicas y ambientales, el etanol se posiciona como una alternativa sostenible y prometedora para el futuro del transporte y la energía en la región.
Fuente: Grains.org