La crisis actual en Ecuador estalla con la desaparición de dos líderes criminales. Esto desencadenó disturbios en cárceles, secuestros policiales y hasta la toma de un canal en vivo. El país intenta recuperarse de una ola de violencia reciente, llevando al gobierno a lanzar una ofensiva militar contra las bandas criminales.
¿Cuándo comenzaron?
Los hechos violentos empezaron cuando soldados irrumpieron en un penal tras la desaparición de Adolfo Macías, líder de Los Choneros. Esto desató caos, con reclusos tomando rehenes y líderes fugándose. La violencia se propagó a ciudades donde las bandas operan sin control.
El presidente Daniel Noboa declaró un “conflicto armado interno”, asignando al ejército neutralizar a pandillas identificadas como “organizaciones terroristas”.
Frente a la violencia, las autoridades, lideradas por Noboa, respondieron declarando un estado de emergencia de 60 días y designando 22 bandas como grupos terroristas, incluyendo Los Choneros y Los Lobos, cuyos líderes se fugaron recientemente.
El narcotráfico está ligado
La seguridad en Ecuador está en crisis, con una industria narcotraficante en ascenso. En dos años, el país de 18 millones de habitantes ha sido dominado por el narcotráfico, con carteles internacionales colaborando con bandas locales y disparando las tasas de homicidios a niveles récord.
El crimen organizado desafía al gobierno, evidenciado por el asesinato de Fernando Villavicencio, candidato presidencial independiente, y enfrentamientos mortales en prisiones desde 2021. Las cárceles son campos de batalla bajo control de las organizaciones criminales.
Con el acuerdo de paz en Colombia, Ecuador ganó relevancia en el mercado de drogas, con grupos mafiosos locales involucrados. La desintegración de las FARC fragmentó las cadenas de producción, llevando a alianzas entre grupos ecuatorianos, carteles mexicanos y organizaciones europeas.
Las medidas de Noboa enfrentan desafíos. Controlar la violencia es crucial, pero garantizar respeto a los derechos humanos es igualmente importante. La colaboración internacional y una estrategia integral, desde la reforma judicial hasta fortalecer instituciones democráticas, son cruciales.
La alarmante tasa de homicidios y las muertes en cárceles en Ecuador revelan una crisis profunda que requiere una solución integral, yendo más allá de respuestas militares para abordar las causas estructurales y sociales del problema.