Jennifer Medina Castañeda, de 41 años, es una emprendedora apasionada por la industria textil y el impacto social. Como fundadora de Cintora Textiles, ha convertido su experiencia y espíritu innovador en una empresa que no solo produce bienes de alta calidad, sino que también prioriza el empoderamiento femenino al ofrecer oportunidades laborales flexibles para mujeres. Y por eso, fue una de las ganadoras del premio “Emprendedoras del Año“, de Mujeres Emprendiendo Guatemala (MEG), junto a Women´s Entrepreneurship Day Organization (WEDO, por sus siglas en inglés).
Esta es su historia
Con raíces en un negocio familiar y una historia marcada por resiliencia y creatividad, Jennifer ha llevado su empresa a nuevos horizontes, destacándose por su capacidad de adaptación y su compromiso con la comunidad, incluso en momentos de crisis como la pandemia.
Jennifer, de 41 años, madre de dos hijos de 13 y 10 años, define su vida con una frase sencilla pero poderosa: “Crecí entre telas”.
Su infancia estuvo marcada por el trabajo en la fábrica familiar de productos para el hogar, donde sus padres producían sábanas y edredones. Durante las vacaciones escolares y en su tiempo libre, Jennifer pasó horas aprendiendo sobre telas, costura y procesos de producción, absorbiendo no solo el conocimiento técnico, sino también el valor del trabajo duro y el compromiso familiar.
Desde pequeña, Jennifer sintió una inclinación natural hacia el emprendimiento. Este espíritu la llevó a visualizar proyectos y asumir riesgos desde una edad temprana. Esa misma energía emprendedora la acompañó cuando conoció a su esposo, con quien compartió no solo una relación personal, sino también una visión de negocios. Tras solo seis meses de relación, ambos decidieron unir esfuerzos y fundar su primera empresa. En un principio, el negocio consistía en comprar productos de la fábrica de sus padres para luego revenderlos, un modelo que les permitiera generar ingresos iniciales y construir una base sólida.
Sin embargo, Jennifer y su esposo tenían ambiciones más grandes. Adquirieron maquinaria propia y comenzaron a producir directamente, lo que les permitió diversificar su oferta y controlar mejor los procesos. En 2007, nació Cintora Textiles, un proyecto que marcó el inicio de una trayectoria empresarial llena de innovación y resiliencia. Con los años, la empresa amplió su alcance, incursionando en diversos mercados como uniformes corporativos, interiores de cajas funerarias y distribución de productos en toda Centroamérica. Esta diversificación no solo les permitió mantener la estabilidad financiera, sino también adaptarse a las demandas cambiantes del mercado.
Jennifer nunca ha perdido de vista su papel como madre y el impacto que puede tener como líder. Durante los primeros meses de vida de su primera hija, enfrentó los retos de equilibrar la maternidad con sus responsabilidades laborales. Esa experiencia le permitió empatizar profundamente con otras mujeres en situaciones similares. Por ello, desde el inicio, se comprometió a contratar principalmente a mujeres y ofrecerles la flexibilidad de trabajar desde casa. Este enfoque no solo da flexibilidad a sus empleadas, sino que también crea un ambiente laboral que fomenta la inclusión y el desarrollo personal.
El verdadero testimonio de la resiliencia de Jennifer y su equipo se dio durante la pandemia. Ante la necesidad urgente de productos de protección, como mascarillas, caretas y ropa para el médico personal, Cintora Textiles se adaptó rápidamente. Produjeron más de 15 mil mascarillas diarias en el pico de la crisis sanitaria. No solo aseguron la continuidad de la empresa, sino también brindando empleo a personas en situación de extrema necesidad. }
“Le dimos trabajo a mujeres que tenían la bandera blanca en pandemia” , cuenta con orgullo. Esto al referirse al símbolo utilizado por quienes pedían ayuda económica durante la crisis.
El impacto de Jennifer va más allá de los números. Muchas de sus excolaboradoras han iniciado sus propios negocios dentro de la misma industria, replicando el modelo de éxito que aprendieron en Cintora Textiles. Este efecto multiplicador es un testimonio del liderazgo transformador de Jennifer y su capacidad para inspirar a otros a alcanzar su potencial.
Hoy, Cintora Textiles no solo es un ejemplo de éxito empresarial, sino también de compromiso social. Para Jennifer, el verdadero logro no radica solo en los balances financieros, sino en el impacto positivo que puede generar en las vidas de las personas a través de su trabajo.
Su historia es un recordatorio de que el emprendimiento no solo es una herramienta para generar ingresos. Sino también un vehículo para transformar comunidades y construir un futuro más justo para las mujeres, madres trabajadoras y adultas.