Las ventajas de liderar un equipo desde lo femenino

OPINIÓN l URIEL NAUM AVILA
Durante la pandemia Covid-19, algunos líderes empresariales, entre ellos Xavier Pladevall, presidente de la Asociación Profesional para el Desarrollo de las Organizaciones (APDO) y CEO de Accio Preventiva, junto con el Instituto de Intangibles, comenzaron a “tufear”, como dicen en España, un patrón que tenía lugar en diferentes compañías.

Consistía en lo siguiente: Muchas de las empresas que mejor estaban sorteado la crisis en cuestión financiera eran lideradas por mujeres. Y no solo eso, tenían un mejor clima laboral, un mayor engagement entre los empleados y mejores niveles de productividad.

Sin embargo, como en toda percepción, existía la duda de si lo que intuían y leían del contexto era real y no producto de su imaginación, ante el deseo de contar cosas positivas del mundo empresarial, tan devastado por la tragedia que significó la pandemia.

Esto llevó a APDO al ‘laboratorio’ del Instituto de Intangibles para, con su apoyo, aplicar ‘la prueba del ácido’ al planteamiento de que las mujeres dirigían mejor que los hombres. En una primera etapa se llevó a cabo una investigación en la que participaron alrededor de 2,000 empresas, todas ellas de entre 50 y 400 empleados.

El estudio que llevó por nombre “El estado tensional de las organizaciones en la era posCovid”, después de varios meses de elaboración, tuvo una segunda etapa de comprobación empírica, en la que se pasó de encuestas a más de 20,000 colaboradores a la realización de entrevistas grupales.

Los resultados fueron contundentes: en términos de liderazgo corporativo, observó Xavier Pladevall, “las mujeres estaban ganando por goleada a los hombres”.

Hallazgos del estudio

La última fase de análisis consistió en tomar una muestra de 10 sectores, entre ellos automotriz, hotelería y servicios de limpieza. De ese grupo de industrias se consideraron 10 empresas lideradas por hombres y 10 por mujeres. Todas con similar número de empleados, para que el diagnóstico de contraste fuera equiparable.

Las compañías se sometieron al análisis de KPI’s como rentabilidad, accidentalidad, ausentismo, presentismo, clima laboral, salud emocional… En total fueron 50 los vectores considerados.

El resultado fue que del top ten de empresas, las primeras 9 estaban lideradas por mujeres. Y eso no es todo: la onceava también era una empresa dirigida por una mujer. Ya con datos contundentes se pudo confirmar la tesis: ellas lo estaban haciendo mejor que los hombres, pero por mucho.

La pregunta que surge es: ¿deben entonces las mujeres dirigir todas las empresas posibles? No necesariamente. Lo relevante del resultado es que, “en el siglo XXI, el liderazgo debe tener lugar desde la ‘hormona’ femenina. El tema no va de género ni de sexo, va de talento. Da igual si son hombres, mujeres, gays, lesbinas, transgénero, etcétera. Lo importante es liderar desde lo femenino”, apunta Xavier Pladevall.

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Y una segunda pregunta es: ¿y qué significa liderar desde lo femenino? Oscar Ávila, Consejero Director de la Asociación de Profesionales en Desarrollo Organizacional (Prodeso), comenta al respecto: “Implica decir adiós para siempre al liderazgo unipersonal que prevaleció durante siglos. Estamos en una época en la que la empatía, la comunicación, la colaboración y la participación activa son el sello de un liderazgo más holístico, robusto y transversal. Eso es liderar desde lo femenino”.

Una visión desde lo femenino

Xavier Pladevall añade que, ante la crisis emocional que hay en el mundo, “el liderazgo tiene que ser más próximo y mucho más cercano. Tiene que estar basado en la consulta, la participación y el diálogo. Hay que ejercerlo no desde los galones (nivel de jerarquía), sino desde del convencimiento. Los resultados son espectaculares”. 

Liderar desde lo femenino debe llamar a la reflexión a los hombres con puestos de mando dentro de las empresas, aunque también a algunas mujeres que al asumir un rol de liderazgo adoptan, en su afán de mostrarse competitivas, las peores prácticas de los hombres (cero escucha, decisiones unilaterales, inflexibilidad y verticalidad).

El mundo cambió y necesitamos absorber y aprender todo eso que las mujeres pueden aportar para la construcción de mejores lugares para trabajar. Son ellas quienes tienen el ADN de la transformación que las organizaciones requieren en la nueva era de los negocios.

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