OPINIÓN l Por María Lourdes Teran (*)
En los últimos dos años el mundo ha cambiado de forma acelerada. Hemos aprendido en el camino cómo trabajar a distancia, valorando la importancia que tiene el manejo del talento humano para las compañías en América Latina, que día a día viven el desafío de encontrar mejores formas de habilitar e incrementar el compromiso de sus colaboradores para seguir siendo relevantes.
De una u otra forma, hemos sido testigos de una transición irrevocable hacia el trabajo remoto, la reasignación de los recursos de las compañías y la aceleración de la digitalización.
De acuerdo con el estudio “La empresa social en un mundo convulsionado” de Deloitte, el 35% de los equipos de Recursos Humanos está implementando nuevas tecnologías como una de sus más importantes acciones para transformar el trabajo, mientras que 45% menciona que está construyendo una cultura organizacional que celebre el crecimiento, la adaptabilidad y la resiliencia.
El reto de las organizaciones será aprender a cubrir la brecha entre las nuevas necesidades de la fuerza laboral y los requerimientos que demanda el ecosistema empresarial actual. Por eso, las nuevas formas como las empresas están atrayendo talento a través del uso de la tecnología son fundamentales.
Hoy hay una gran oportunidad en esta materia para las empresas de nuestro continente. El ecosistema de innovación que se ha fortalecido en la última década gracias al boom de compañías de tecnología y Fintechs, así como la capacidad transformadora de grandes jugadores empresariales latinoamericanos, está abriendo las puertas a que desde esta región se propongan nuevas formas de ver la relación con el talento.
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¿Cómo podemos usar las oportunidades que brinda la tecnología para hacer que nuestra región sea atractiva para los trabajadores? ¿Qué necesita la fuerza laboral en una etapa postpandemia? ¿Cuál es la responsabilidad de las compañías para asegurar que se responda a estas necesidades?
Estas son preguntas que necesitamos discutir como sector empresarial. Por eso espacios como el que tendremos el próximo 28 de octubre durante el Simposio de las Américas en Miami y la ceremonia de los Premios de Negocio BRAVO, son ideales para que este intercambio de ideas lleve a acciones concretas que atiendan el imperativo del talento humano. No solo debemos discutir cómo atraer a los mejores trabajadores sino también como retenerlos.
La atracción del talento y el salario emocional
El mundo digital está cada vez más presente en las oficinas de Recursos Humanos, en donde ya se utilizan soluciones para distintas tareas que van desde optimizar la gestión del talento, hasta entender mejor a los colaboradores y su papel dentro de la empresa.
Un estudio de KPMG, asegura que entre 2020 y 2021 un 60% de los departamentos de RR. HH. invertirían en análisis predictivo; un 53% en automatización de procesos, y un 47% en Inteligencia Artificial. Hay muchas empresas que ya han adoptado estas herramientas alrededor del mundo. Sin embargo, en América Latina aún hay un gran camino por delante.
Pero no solo se trata de atraer talento, sino también de retener y desarrollar profesionales más competentes para hacer frente a la gran transformación digital, que impulsa el crecimiento y surgimiento de nuevos jugadores.
Sobre este escenario, los equipos de RR.HH. tienen el reto de materializar experiencias laborales significativas, a través de mecanismos como el “salario emocional”, es decir, aquellos beneficios no monetarios como el crecimiento profesional, horario flexible y el trabajo híbrido.
La salud mental no pude ser un tema ajeno entre los responsables del Capital Humano, y menos después de la pandemia. De acuerdo con un estudio realizado por IESF Latam, el 84.1% de trabajadores considera necesario incluir de manera permanente beneficios que favorezcan este aspecto, por lo que las empresas que deseen estar mejor preparadas tendrán que tomar esto en consideración la próxima vez que hagan una contratación, y poner en el centro el bienestar de sus colaboradores.
Y como ejemplo de esto está uno de los conceptos que ha surgido de manera reciente: “Quiet Quitting” o “Renuncia Silenciosa”. No, no tiene nada que ver con renunciar. Se refiere a hacer solo lo que exige un trabajo y nada más; es decir, “renunciar” a hacer algo extra fuera de tus responsabilidades y horarios de trabajo.
Lo cierto es que en Latinoamérica aquellas empresas que sepan adaptarse y poner el bienestar y crecimiento de su talento y colaboradores en el centro del negocio, podrán dar ese gran salto hacia la vanguardia y asegurar un futuro prometedor.
La autora es Vice President & Head of Miami Office, AS/COA.
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