La tecnología no es innovación… ¡Pero sirve!

Es fácil confundir el desarrollo tecnológico y los adelantos de la ciencia con innovación, pero no es lo mismo. Imagen: tomado de Diseñado por Freepik (www.freepik.es).

OPINIÓN l POR DAVID LUNA (*)
Siempre he pensado que la nuestra es una generación afortunada. A los que nacimos durante la segunda mitad del siglo pasado nos ha tocado atestiguar cambios disruptivos en áreas como la tecnología.

Aunque a veces simplemente pasamos por desapercibidas esas transformaciones, tal vez por lo rápido que sucedieron y también por la velocidad a la que las hemos asimilado, cambiaron nuestra vida.

Nacimos con teléfono en casa, pero muy rápido se quedó olvidado y ahora no es más que, en el mejor de los casos, el complemento de una factura de pago de servicio de internet.

También tuvimos televisión y peleábamos por ella los hermanos. Hoy vemos las mismas series en streaming de YouTube cuando nos entra la nostalgia y nos damos share con nuestros hermanosen aquellos fragmentos que seguro traen algún recuerdo de lo que sí vimos juntos.

Epistolarmente nuestras etapas han sido varias también. Escribimos cartas a mano, enviamos faxes, correos electrónicos y ahora sostenemos largas e intermitentes charlas en whatsapp.

Podría acabarme este espacio con ejemplos. Pero el objeto del párrafo anterior es poner énfasis en cómo la tecnología ha impactado en nuestra cotidianidad… y en nuestra vida profesional también.

Cambios en la industria

Me gustaría hablar sobre lo que está sucediendo en la industria de la Manufactura. Con el arribo, ahora sí intenso, de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) a los sistemas de tecnologías de operación (OT), empiezan a cristalizarse desarrollos que, si bien algunos de ellos no son nada nuevos, antes no habían encontrado un ecosistema que les permitiera germinar.

Ejemplos hay muchos: Reconocimiento óptico de caracteres, reconocimiento facial, impresión en tres dimensiones, generación de comandos de voz en sistemas de control numérico, desarrollo de robótica colaborativa, sistemas de analítica avanzada, vehículos autodirigidos para logística de materiales en espacios físicos en planta y con rutas digitales a partir de mapas de posicionamiento geográfico.

La incorporación de sensores y la utilización de sistemas de software para la recopilación de información a partir de entornos físicos, está cambiando los ámbitos fabriles. Bajo un concepto de automatización avanzada o Hiperautomatización, el desarrollo de nuevas tecnologías está diversificando las capacidades de producción.

No obstante, hasta aquí estamos hablando de desarrollo tecnológico y, en algunos casos, científico. Pero la innovación, es otra cosa.

¿Qué es la innovación?

Kaihan Krippendorff se refiere a la innovación como la fuente del cambio. Es “el salto mental que damos cuando reconocemos completamente algo por primera vez: Cuando un niño mira el objeto redondo en su habitación y por primera vez lo identifica como pelota”, y deja de ser una figura o forma para convertirse en un juego. O bien, “cuando el hombre prehistórico observa un palo de tres puntas y lo concibe como un arado”.  Estos son los verdaderos saltos cuánticos de la innovación.

El acceso a nuevas tecnologías nos abre el camino para la innovación. Internet, por ejemplo, está cambiando completamente el paradigma de la industria de los medios de comunicación masiva, cuando en realidad, en un origen era vista como una red de intercambio de información académica, que luego se convertiría en una especie de escaparate comercial.

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El “Streaming” hoy está venciendo al “Broadcasting”. En la actualidad los espacios de noticias de televisión se ven más por YouTube que por cualquier canal convencional. Los Mbps sustituyendo a los MHz.

Internet entonces no es la innovación en este caso, sino la simple herramienta para nuevas propuestas y modelos de negocio.

Es fácil confundir el desarrollo tecnológico y los adelantos de la ciencia con la Innovación. Pero mientras que los primeros están en manos de inventores, áreas de ingeniería y desarrollo o laboratorios; el segundo es propiedad de cualquier mente creativa y, en ocasiones, hasta de la mera accidentalidad.

Siempre he pensado que la nuestra es una generación afortunada, insisto. Los cambios son tan rápidos, que todavía nos tocará ver y, sobre todo, entender y formar parte de algunos otros.

La tecnología no es innovación… pero sirve de vehículo. Los fenómenos de innovación vistos en el momento que emergen no son tan evidentes, pero con los “lentes adecuados”, algunas veces los podremos observar.

(*) David Luna es experto en temas de innovación y tendencias de manufactura. Actualmente es Director Editorial de Reportero Industrial Mexicano.

davidgluna@me.com

LinkedIn y Twitter: davidgluna

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