Por Carmen María Torrebiarte.
Vivimos en un mundo en constante evolución, donde las mujeres cada vez encontramos más espacios para aportar, liderar y construir desde aquello que nos hace únicas. Y en ese contexto de transformación, uno de los mayores logros ha sido conquistar la libertad de elegir el rol que queremos asumir. Hoy en día, la mujer puede asumir distintos roles: como esposa, formadora del hogar o deportista. Así como estudiante, profesional, líder o emprendedora, y, por supuesto, ejerciendo una mezcla de estos roles. En un mundo donde no hay un único camino válido, lo verdaderamente poderoso es cuando una mujer elige desde lo que la hace sentirse plena.
Cada mujer es poseedora de un conjunto de talentos, destrezas, pasiones, intereses y experiencias que hacen que su aporte al mundo sea tan único como ella misma. Y el autoconocimiento es el punto de partida para ocupar aquellos roles desde los cuales verdaderamente podamos contribuir a la sociedad.
Esto lo aprendí desde niña, gracias a la educación que recibí de mis abuelas y padres. Quienes jamás hicieron distinción entre hijos e hijas, dándonos a mis hermanas, hermano y a mí las mismas oportunidades y responsabilidades. Y con ello, la libertad de elegir el rol que quisiéramos ocupar. Esa vivencia, tan natural en mi historia familiar, ha sido una de mis mayores fortalezas en la vida.
Creo firmemente que, cuando las mujeres tenemos la oportunidad de elegir con libertad, aportamos con más fuerza, con más claridad y con más compromiso. Y eso se refleja no solo en nuestras familias o lugares de trabajo, sino en todo el entorno que nos rodea.
La verdadera plenitud llega cuando podemos vivir con coherencia, en paz con nuestras decisiones, sabiendo que elegimos desde el autoconocimiento y la libertad. Ya sea formando una familia, liderando una empresa, emprendiendo un proyecto o combinando distintas facetas de nuestra vida. Lo importante es que cada elección tenga sentido para nosotras.
No se trata de buscar validación en los demás ni de cumplir con estándares ajenos. Se trata de vivir con propósito. Cuando una mujer vive desde lo que es, desde lo que le apasiona y le mueve, eso se nota. Su energía cambia, su impacto se multiplica.
Hoy, como madre y abuela, trato de transmitir los mismos valores que me inculcaron, recordándoles a mis hijas e hijo que cada persona tiene algo valioso que ofrecer, y que vivir desde lo que somos nos permite construir una vida con propósito. Porque el rol que cada una elige, cuando nace de una decisión honesta y consciente, es también una manera de dejar huella.
Estoy convencida de que la mejor forma de transformar el mundo es esa: usar nuestros talentos, elegir con libertad y caminar con confianza hacia el rol que cada una quiere asumir. En ese acto, sencillo pero poderoso, reside la verdadera capacidad de inspirar y de liderar. Y no importa si lo hacemos desde una oficina, un salón de clases, un hogar o un emprendimiento; lo importante es que lo hagamos desde la certeza de que estamos en el lugar correcto, en el momento correcto, viviendo y siendo nuestra mejor versión.
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Carmen María Torrebiarte Benford de Amador:
Es la primera mujer en presidir el CACIF (2024‑2025), elegida por la Cámara de Industria de Guatemala. Es administradora de empresas con maestría en finanzas y desde el año 2000 trabaja en Grupo Calzado Cobán, reconocido por su compromiso social. Ha liderado la Gremial de Calzado y coordinado la comisión CACIF Mujer, promoviendo el empoderamiento femenino y el desarrollo empresarial. Su gestión se caracteriza por impulsar la inversión, el crecimiento en zonas rurales y el fortalecimiento del sector productivo nacional, marcando un hito en el liderazgo gremial del país.
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