POR HUGO IVÁN DOMÍNGUEZ
IberoNews.- La industria de la manufactura en Centroamérica podría estar en un momento clave de su historia. El punto neural es la guerra comercial que sostienen Estados Unidos y China desde hace algunos años. Si nos atenemos a las predicciones de la consultora Eurasia Group (Top Risks 2021), ésta podría agudizarse como resultado de la producción y distribución de vacunas contra el Covid-19.
Este es el contexto. Según la firma especialista en geopolítica y economía, las políticas económicas y de seguridad son un tema de discordia entre Estados Unidos y China. Esto, a su vez, pone presión en los países aliados de ambos bandos para ofrecer su apoyo a uno y distanciarse del otro.
Las vacunas serán clave en las presiones y negociaciones que pongan ambos países sobre sus aliados. “Beijing ha firmado acuerdos de exportación para sus vacunas y acuerdos para producirlas en mercados emergentes clave. Esto le permite profundizar amistades en el sudeste asiático, América Latina y África”, explica la consultora.
Y añade: “Las vacunas chinas actuales se pueden mover de manera segura a una temperatura relativamente cálida (35-46 grados Fahrenheit). Esto las hace atractivas para los países de ingresos bajos y medios que carecen de infraestructura de cadena de frío”.
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¿Por qué la manufactura en Centroamérica debe atender estas señales?
A la industria de la manufactura en Centroamérica y México debería importarle esto por una razón. Desde la administración de Donald Trump, Estados Unidos se ha empeñado en “regionalizar” la cadena de valor manufacturera. Así lo hizo con México y Canadá, obligándolos a actualizar el Tratado de Libre Comercio que sostienen desde 1994.
En la nueva versión, la Unión Americana presionó para incrementar el porcentaje de piezas y componentes que deben fabricarse en la región de Norteamérica en industrias clave como la automotriz. Además de señalar los bajos sueldos en México como un incentivo cuestionable para atraer inversión.
Es parte de la presión que está poniendo Estados Unidos para que las empresas relocalicen sus operaciones de manufactura en sitios más cercanos. México, al tener un tratado de libre comercio con ese país, tiene una enorme ventaja, dice Óscar Silva. El experto es Partner Consulting Lead for Advanced Manufacturing and Mobility, Latin America North de la consultora EY.
“Por toda la tensión comercial con Estados Unidos, muchas empresas se dieron cuenta de que necesitaban estar más cerca de los centros de consumo. Sigue esa guerra comercial que inició Trump”, explica.
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Pero, ¿qué pasa con Centroamérica?
La realidad es que México está mejor posicionado que Centroamérica en cuanto a actividades de manufactura. El motivo es la alta especialización de su mano de obra y los sistemas de automatización con los que operan sus fábricas. En algunos casos, las plantas mexicanas ya comienzan a hacer proyectos iniciales con tecnologías de última generación como las de Industria 4.0. Además, este país se ha vuelto competitivo en costos de transporte y electricidad. Por ejemplo, sus estados norteños están a unas cuantas horas de la frontera con Estados Unidos, su mejor socio comercial y a quien envía 86% de sus exportaciones.
De acuerdo con el sitio howmuch.net, México tiene una producción manufacturera con un valor de 210,000 millones de dólares y destaca entre los países en desarrollo.
La manufactura en Centroamérica opera con un modelo distinto. Aún es muy intensiva en mano de obra barata y tiene poca automatización.
“[Además], Centroamérica adolece de infraestructura, hay pocos caminos. Tienes el Canal de Panamá para traer mercancías por barco. Pero en general es un tema pendiente”, añade el consultor.
Es como un círculo vicioso. “Si tienes un modelo intensivo en mano de obra es más difícil que inviertas en bienes de capital. Esto ocasionará que te sigas especializando en mano de obra barata”, explica Óscar Silva.
Su posición es complicada. En el escenario China acapara el 28.3% del valor de la manufactura global (cuatro trillones de dólares). Y Estados Unidos tiene el 16.6% (2.3 trillones de dólares). Por ende, la región tiene poco tiempo para lucir más atractiva ante los ojos de potenciales inversionistas.
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